Ver a esta osa polar jugar con su cría sobre la nieve recién caída es un regalo. Un soplo de aire fresco en el frío Ártico. Eran dos cachorros. Uno, se marchaba lejos de la madre todo el rato y el otro, al revés. El de la foto no dejaba respirar a la madre osa. Incansable, quería jugar todo el tiempo. Los tres osos estaban muy bien alimentados y su aspecto era fenomenal.
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